→ Ansiedad en Adultos

“… no consigo dormir seguido, me siento nervioso, las pulsaciones del corazón rápidas, aceleradas, parece que se me va a escapar por la boca, llevo todo el día con opresión en el pecho, sensación de agobio y angustia, me cuesta respirar, mareos y vértigos. No me apetece ver a nadie, en el trabajo no me concentro, no valgo para nada…”

¿Qué es?

A lo largo de la vida vamos sufriendo cambios. Algunos no nos alteran, pero otros pueden afectarnos de forma importante; por ejemplo enfrentarnos a un examen, a una oposición, los cambios laborales, familiares, un traslado de residencia o una ruptura sentimental. 

Los cambios los percibimos como una situación complicada, en algunos casos amenazante. Entonces podemos tener unas sensaciones desagradables que pueden afectarnos a nuestro día a día, tanto en el ambiente laboral como familiar, social, o académico.

La incertidumbre, el no saber como afrontar la situación, las preocupaciones… pueden producir la sensación de estar desbordados o de no disponer de recursos para afrontarlos. Esto se relaciona con nerviosismo y ansiedad, sensaciones que suelen acompañarse de varias sintomatologías físicas, cognitivas y conductuales que pueden diferir de unas personas a otras.

La ansiedad es una emoción adaptativa, nos ayuda a protegernos de peligros reales como un fuego, un accidente o una amenaza física, activándonos y preparándonos para la acción. Pero, ¿por qué cuando no existe peligro real sentimos esta ansiedad y, en algunos casos como los ataques de pánico, nos desborda, incapacita y nos hace sentir tan mal?

El problema no es la ansiedad, puesto que nos ayuda a funcionar en el día a día para afrontar todas las tareas y situaciones. Incluso es deseable para mejorar y buscar una mejor posición en la vida. La meta no debe ser suprimir la ansiedad, sino aprender a controlarla y a vivir con ansiedad sana, sin que nos afecte, sin que nos sobrepase.

Por lo tanto, momentos puntuales de ansiedad que no nos desborde no son un problema. Lo son cuando la sintomatología que la acompaña es grave y desagradable, cuando ocurre frecuentemente  durando mucho tiempo y aparece en situaciones que no son amenazantes ni estresantes, impidiéndonos funcionar en el día a día.

Síntomas que acompañan a la Ansiedad
  • Síntomas fisiológicos:
    • Dolor de cabeza, mareos, vértigos, alteraciones visuales
    • Sofocos, sensación de calor, sudoración
    • Taquicardia, palpitaciones, sensación de opresión torácica
    • Dificultades para respirar, sensación de ahogo
    • Dolores abdominales, nauseas, vómitos, diarreas
    • Temblores, hormigueos, fatiga y debilidad muscular
    • Dificultad para dormir o para mantener el sueño
    • Tensión muscular
  • Síntomas cognitivos:
    • Preocupación, miedo desproporcionado e irracional
    • Sensación catastrofista
    • Pensamientos negativos muchas veces irracionales
    • Sensación de amenaza, de que algo va a ocurrir
    • Temor a perder el control
    • Sentirse incapaz de enfrentarse a las situaciones habituales
  • Síntomas conductuales:
    • Aislamiento social, menos relaciones con el entorno
    • Conductas de riesgo (abuso de alcohol, tabaco, etc.)
    • Disminución de la atención, de la memoria, dificultades para concentrarnos
    • Bajada del rendimiento laboral o académico
    • Incapacidad de enfrentarse o de acudir a algunos lugares muy masificados (centros comerciales, transporte público, cines…) o para conducir, volar, etc.
    • Enlentecimiento, torpeza
    • Movimientos repetitivos (tics, morderse las uñas)
    • Reacciones de sobresalto

La lista puede ser muy amplia, ya que lo cierto es que los signos y síntomas de la ansiedad son específicos de cada individuo. Éstos se inician de forma suave y, si no hay tratamiento, se pueden incrementar y afectar seriamente a la calidad de vida. Incluso en algunos casos pueden complicarse con otros trastornos como los del estado de ánimo, trastornos alimentarios, obsesiones o abusos de sustancias, lo cual puede acabar afectando a todos los entornos como el laboral, familiar, social o académico.

Por ello es tan importante acudir ante los primeros signos a un especialista para iniciar el tratamiento lo antes posible.

Tipos de Ansiedad

La ansiedad se puede clasificar en diferentes variables que dependen de la forma en que ésta se manifieste o de las situaciones o estímulos que la disparen. Algunos de los tipos de ansiedad más frecuentes son:

  • Ansiedad generalizada: la principal sensación es de una preocupación constante y excesiva que no se justifica. No se relaciona con algún lugar o cosa concreta. Es un desasosiego incontrolable que se acompaña de algunas de las sensaciones descritas anteriormente. Típicamente presenta dificultades para dormir, principalmente insomnio.
  • Crisis de Ansiedad (ataque de pánico): se caracteriza por la aparición súbita y temporal de malestar muy intenso que alcanza su máxima intensidad en unos minutos. Típicamente aparecen sensación de ahogo, palpitaciones o incremento del ritmo cardíaco, sudoración, molestias abdominales, mareos, etc. La sensación se puede llegar a asimilar a un infarto.
  • Agorafobia: sentimientos de miedo en lugares donde no vamos a escapar, donde se siente que no podemos disponer de ayuda. Se suele tener dificultad para salir solo de casa o ir a lugares concurridos (centro comercial, transporte público, multitudes, etc.)
  • Fobias específicas: la ansiedad se relaciona con situaciones muy específicas como pueden ser los lugares elevados, los espacios reducidos, los animales (arañas, perros…), los sitios oscuros, etc. La persona que lo padece reconoce lo absurdo y exagerado de sus miedos, pero es incapaz de controlarlos y suele evitarlos.
  • Fobia social: se caracteriza por miedo, incomodidad y malestar ante situaciones sociales y actuaciones en publico. A la persona no le gusta exponerse ni sentirse evaluado por terceros y puede llegar a afectar seriamente a la vida social, laboral y/o académica.
  • Trastorno obsesivo compulsivo: la persona presenta de forma intensa y recurrente ideas, pensamientos, impulsos o imágenes intrusivas indeseadas (obsesiones) que le desatan una gran ansiedad. Ante estos estímulos realiza conductas repetitivas (compulsión) que alivian la ansiedad. Por ejemplo, el miedo a enfermar (obsesión) se exterioriza en forma de lavarse las manos de forma repetitiva y exagerada (compulsión).
  • Trastorno adaptativo: cuando en nuestra vida ocurre algún cambio importante (traslado, despido, nacimiento de hijos, separaciones, etc.) puede aparecer un cuadro ansioso que no llega a ser agudo, pero que se mantiene durante un tiempo, pudiendo generar un gran malestar.

Otros tipos de ansiedad serían estrés agudo, estrés postraumático, hipocondría, etc.

¿Cómo se trata la Ansiedad?

Además del tratamiento farmacológico controlado prescrito por un especialista médico, en muchos casos puede ser recomendable acudir al psicólogo para aprender a regular la ansiedad. En general, el tratamiento psicológico va encaminado a aprender a regularla de forma adecuada, a convivir con ella, pero controlando y manejándola de forma que nos permita una buena calidad de vida.

El tratamiento va fundamentalmente encaminado a cuatro grandes áreas:

  • comprender lo que es, revisar las causas
  • reducir la sintomatología física
  • cambiar los pensamientos relacionados con la ansiedad
  • modificar la conducta y comportamientos
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